Fuimos peces y después fuimos dinosaurios. Fuimos monos, hombres, Planetas. Sangre, sexo, cielo. Libros que no leímo...

lunes, 7 de enero de 2013

La flor azul de Murakami ¿Qué clase de realidad imita una metáfora?





"Una historia, en algún sentido, no es algo de este mundo. Una verdadera historia
requiere un bautismo mágico que conecte este mundo con el otro…”
-Haruki Murakami (Sputnik mi amor)



Si encuentra un libro de Haruki Murakami, piense dos veces antes de abrirlo. En la contratapa de todas sus publicaciones debería venir adherido un texto que diga: “No se extrañe si después de leer este libro los gatos empiezan a hablarle, o encuentra a la mujer de sus sueños metida en su cama... Si se topa con un pozo, luche contra el sentimiento de atracción y no descienda en él, si lo hace, aténgase a las consecuencias... Si el teléfono suena, no lo conteste: levantar el auricular sería desactivar una bomba. Cuando abra la ventana por la noche no se sorprenda si encuentra dos lunas flotando en el cielo...".

Yo no busqué a Murakami, como sucede con las mejores cosas, me llegó. Apenas abrí la primera página para de Kaka en la orilla, ya no pude detenerme, y cuando me faltaba poco para terminarlo, ya había comprado el siguiente, para evitar el síndrome de abstinencia. No hay nada que hacer: Murakami es adictivo.

Pero, ¿qué hay en sus páginas que hace que te encierres a leer, evitando todo contacto con el mundo exterior, para adentrarte en el universo de sus historias?

Haruki Murakami nació en Kioto, en 1949, pero vivió gran parte de su vida en Kobe. Desde la juventud estuvo influenciado por la cultura occidental, en particular, por la música y literatura. Trabajó en una tienda de discos (tal como uno de sus personajes principales, Toru Watanabe de Norwegian Wood). Esta influencia occidental ha llevado a muchos a tacharlo de escritor light, sin embargo, dentro de mundo pop hay seres mitológicos que dan cuenta de una tradición japonesa muy antigua. Quizás sea esta mezcla cultural la que hace única a su literatura. Sus historias hablan de un mundo occidental que funciona bajo una lógica oriental. Su universo literario oscila permanentemente entre lo real y lo místico: mientras hay un mundo cotidiano en el que personajes pop deambulan por el gran Tokio, toman copas en las barras de los hoteles, jalan dedo en las autopistas mientras escuchan rock n’ roll, algo germina en alguna parte, quizá muy adentro de la tierra, dentro de un pozo, donde las paredes se abren, las personas desaparecen sin dar explicación y los pozos absorben a los hombres.    

 En Heinrich von Ofterdingen, Novalis cuenta la historia de un joven que cada noche sueña con una hermosa flor azul. Cuando despierta, la realidad lo aburre, pues no hace otra cosa que recordar su sueño. La flor azul es el símbolo romántico de la belleza y lo imposible. Sin embargo, una mañana, cuando Heinrich von Ofterdingen despierta, encuentra la flor al lado de su almohada. La flor azul se convierte en el símbolo de la unión entre el sueño y la vigilia”.

Murakami no es surrealista ni pertenece a ningún típo de "realismo mágico", su escritura es mística, en sus palabras hay magia. La literatura de Murakami está llena de flores azules, él no hace una distinción entre dos mundos, sino que los une creando un espacio-tiempo en el que lo onírico y lo real coexiste en una sola realidad. Quizá la gran temática en su obra sea el tema de los dobles. El alma de sus personajes, en algún punto, se desprende del cuerpo y vuela hacia otro lugar, hacia otro tiempo...



Kafka en la orilla (2002) cuenta dos historias paralelas que se vinculan de manera extraña. En la primera, Kafka Tamura, el protagonista, escapa de su casa el día que cumple 15 años; hace un viaje para encontrar a su madre y su hermana, quienes lo abandonaron cuando era niño. Alguna vez, su padre le advierte que un día él cumplirá inevitablemente la profecía de Edipo: matará a su padre y se acostará con su madre. La segunda historia es la de Nakata, un anciano que a los 9 años fue presa de un evento paranormal y perdió ciertas capacidades intelectuales, pero que a cambio recibió el don de hablar con los gatos. 

 Las historias se entrelazan cuando una noche, por razones de fuerza mayor, Nakata asesina en Tokio al padre de Tamura. Esa misma noche, en otro lugar, el adolescente que para ese entonces ya se encuentra lejos de Tokio, despierta en la autopista con las manos llenas de sangre, como si acabara de cometer un crimen. Más tarde, Tamura se encuentra con la señora Saeki, una mujer de 45 años que podría ser su madre. Una noche, esta mujer extraña (o su espectro) aparece en la cama del adolescente.
Sin matar a su padre, lo mata. Sin acostarse con su madre, se acuesta.  La profecía se cumple.

En Sputnik mi amor (1999), Sumire, la protagonista de 22 años, se enamora de Myu, una mujer mayor que ella. Más tarde descubrimos que Myu tuvo una experiencia que transformó su vida: a los 25 años subió a una noria y se quedó varada arriba, sin que nadie pudiera rescatarla; pasó toda la noche allí.  Desde arriba  pudo ver su apartamento con la luz encendida, poco después vio a una mujer que caminaba de un lado a otro, no tardó en descubrir que se trataba de sí misma. Desde la rueda moscovita, Myu vio como un hombre de aproximadamente 50 años tenía relaciones sexuales con su otro yo, en su apartamento. A partir de esa noche, su cabello se tiñó de blanco y su personalidad cambió radicalmente, como si su verdadero yo se hubiera ido a otro mundo, y su sombra se hubiera quedado en este.

En Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1994), el protagonista, Toru Okada, recibe llamadas telefónicas de una mujer desconocida. Días después, Kumiko, su esposa, desaparece sin dar explicación. Varias mujeres pasan por la vida de Okada, quien, tras seguir distintas pistas, va a buscar a Kumiko en una habitación de hotel a la que se llega por medio de un  profundo pozo. A medida que la historia se desarrolla, sospechamos que la mujer de las llamadas telefónicas es una suerte de alterego de la propia Kumiko.

El misterio es como el deseo: se acaba cuando se resuelve. Sabemos que para que exista la magia, nunca se debe abrir la caja... Sin embargo, creo que esta no era precisamente la sensación que tuve al terminar estos libros; tal vez mi vena occidental me llevaba a buscar una explicación lógica. Después de seguir las historias con interés para descubrir qué había atrás de ese velo, me daba la sensación de que la incógnita seguía intacta, sin ni siquiera una pista. Como si en los primeros capítulos sembrara una serie de misterios que en las páginas finales jamás se cosechaban. En Kafka en la orilla seguía esperando que Nakata y Kafka Tamura se encontrasen, si no es físicamente, de alguna otra manera, pero eso jamás sucede. En Crónica del pájaro que da cuerda al mundo  tampoco se dice explícitamente nada. Murakami esboza premisas, y deja que la imaginación del lector terminen el trazo. Pero en1Q84 (2009-2010) da la sensación de que al fin, el puzzle se completa. En esta novela de tres tomos,  Fukaeri, una chica de 17 años, escribe ‘La crisálida de aire’, un texto que  esconde un profundo misterio. Sin embargo, no reúne las cualidades literarias como para ser publicado. Tengo Kawana es contratado para hacer una reescritura de esta obra y presentarla a un concurso. Al reescribir el texto sucede algo inesperado: la historia contada por Fukaeri, más la fuerza de las palabras de Tengo, hacen que la realidad se transforme para siempre. Sin darse cuenta, Aomame habita el mundo que ha nacido como aparente resultado del relato escrito por Fukaeri y Tengo.
‘La crisálida de aire’ cuenta la historia de la propiºa Fukaeri, quien a los diez años, vivió en una comunidad llamada Vanguardia. En una ocasión la castigaron encerrándola durante días en un cuarto oscuro, acompañada únicamente por una cabra muerta. Una noche, Fukaeri vio cómo la Little People (seres pequeños de la fauna murakamiana que habitan en el corazón del bosque) salía de la boca de una cabra. Aunque Murakami nunca lo dice literalmente, sugiere que estos pequeños seres controlan el destino de los seres humanos. La Little People teje, junto a Fukaeri, una crisálida hecha de filamentos de aire. Cuando la crisálida crece parece un enorme huevo luminoso,  y algo nace de ella. Fukaeri descubre que quien duerme dentro de los tejidos de aire, es ella misma. 

Si bien en novelas anteriores Murakami ya había tocado el tema de los dobles, quizás esta sea la primera vez que con mayor fuerza y precisión habla sobre su origen. Estos personajes que comparten su existencia con su gemelo sombrío, habitando mundos a los que se puede llegar por medio de un pozo, adentrándose en el bosque o descendiendo por las escaleras de emergencia de la autopista Metropolitana, pertenecen a la sombra de los personajes "reales". Como si el inconsciente pudiera materializarse creando seres de materia oscura, que a pesar de vivir en una dimensión diferente, están unidos a los reales de forma real.

Aunque para estos misterios es mejor no encontrar explicación, después de leer la historia de las crisálidas de aire, es inevitable hacerse estas preguntas: El otro yo de Myu, ¿nació de otra crisálida de aire construida por la Little People?, la mujer que habla con Okada, ¿nació de otra crisálida también?
Hay otro dato interesante, y todos los que hayan leído 1Q84 y Crónica del pájaro que da cuerda al mundo sabrán a lo que me refiero.Ushikawa, el misterioso mensajero de las sombras, hace su papel en ambas novelas. Aunque Murakami escribió primero Crónica de pájaro que da cuerda al mundo, en la lógica de la ficción, este personaje aparecería primero en 1Q84. Este es un guiño de ojo que el escritor japonés nos hace para darnos una pista importante: los personajes de las dos novelas comparten el mismo mundo, son presa de la misma transformación... no es coincidencial que el clímax de 1Q84 se dé en septiembre de ese año, y es en ese mismo mes y en ese mismo año, donde arranca la otra novela.  



Después de leer todos estos libros, y de preguntarme mil veces qué es una crisálida de aire, qué es la Little People y por qué los gatos hablan, me di cuenta de que  lo que mueve esa magia no es algo paranormal, sino el deseo. En la literatura de Murakami la metáfora funciona al revés: "¿qué clase de realidad imita una metáfora?", se pregunta Tengo Kawana, en 1Q84, al descubrir en el cielo las dos lunas que él mismo había descrito en un libro. No es lo supernatural lo que transforma a los personajes, es el deseo que vive en ellos lo que transforma la realidad, provocando desastres naturales, hecatombes, mundos nuevos.

"En este mundo no existe nada que no salga de los adentros de uno", dice uno de sus personajes. Y tal vez esta sea una gran pista para leerlo; si queremos encontrar una explicación occidental y coherente, nos vamos a dar con la piedra en los dientes, pero si nos damos cuenta de que la magia es algo que sale de adentro para alterar la realidad, vamos a tener más pistas. De todas formas esto no quiere decir que las dos lunas no puedan existir de verdad.

Al principio de la trilogía 1Q84, hay una cita que dice:

“It's a Barnum and Bailey world
Just as phony as it can be
But it wouldn't be make-believe
If you believed in me”.

Un mundo falso, absurdo, que de repente adquiere sentido porque un ser humano cree en otro. Es por esto que el misterio más grande en 1Q84 no es la Little People, ni la extraña agrupación Vanguardia, ni siquiera las crisálidas de aire que reproducen a los seres humanos. Todos estos misterios se desatan porque a los 10 años, Tengo y Aomame se dieron la mano muy fuertemente, y mientras lo hacían, Aomame miró la luna. Eso bastó para que naciera otro mundo, para que la Little People saliera del bosque a crear crisálidas de aire.... y, por qué no, para que Kumiko huyera a un lugar lejano y Kafka Tamura fuera en busca de su destino. Sí, Murakami es un romántico en todo el sentido de la palabra, que, como Heinrich von Ofterdingen, es capaz de traer las flores azules de los sueños a la tierra.
 

(Cartón Piedra)