Fuimos peces y después fuimos dinosaurios. Fuimos monos, hombres, Planetas. Sangre, sexo, cielo. Libros que no leímo...

miércoles, 25 de abril de 2012

La ventana indiscreta 1 (volverse "auto-espía")



“Un cineasta es como un mirón, un voyeur. Es como si la cámara fuera la cerradura del cuarto de tus padres. Los espías y te das asco, te sientes culpable. Pero no puedes dejar de mirar”, dice un personaje de “The Dreamers” , película de Bernardo Bertolucci, citando a su vez, Cahièrs du cinéma . Sí, toda obra artística debe ser una búsqueda, un ojo que espíe, que indague en lo prohibido, que se atreva a mirar más allá. Sin embargo para mí también funciona al revés: el placer no es sólo del que espía, sino del espiado.  Sabes que te están mirando… y no cierras la  cortina. 
Así como espío situaciones, palabras e imágenes, abro una ventana para exponerme ante el mundo. Y la acción creativa consiste en eso, en construir esa ventana. 
Hay situaciones en las que todo parece confabularse,  el universo está lleno de signos que intentan armar un rompecabezas perfecto. Entonces quisiera guiñarle el ojo a Dios, o mejor dicho, devolverle el guiño, pero cuando me dispongo a hacerlo me doy cuenta de que no hay nadie al rededor.  Soy yo,  el universo  y ese guión invisible que aún nadie ha escrito. ¿Qué me queda? , ¡escribirlo!, es decir, construir ese cómplice. Crear un agujero que invite a espiar lo que gusta y asusta,  un ojo que registre mi vida, y así, convertirme en mi propio testigo...  y sentir el privilegio de espiarme a mí misma.

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