Fuimos peces y después fuimos dinosaurios. Fuimos monos, hombres, Planetas. Sangre, sexo, cielo. Libros que no leímo...

jueves, 23 de febrero de 2012

No tan Buenos Aires


 
No hay lugar 
“No me hallo, no me hallo..."
 -Diana Arce

 Una noche de verano (y no fue un sueño) el ángel de la locura se presentó desfachatado. No tuvo piedad. Y yo, que lo había deseado tanto, me arrepentí de haberlo llamado.
Entonces me volví fugitiva del tiempo; tenía que escapar de la muerte, de la vida, del pasado, del futuro, del chuchaqui, de la tos, del trabajo, del amor, del desamor, ¡huir!!, en esta ciudad faltaba el aire...






No voy en tren, voy en avión…
( pero si necesito a alguien, ¡a todos alrededor!)

 Aunque ya había viajado sola, esta vez me sentía frágil. Tal vez porque no era una turista sino una fugitiva. Es difícil explicar pero sentía que era muy probable desparecer súbitamente. ¡Qué fracaso!, morir en el aeropuerto sería una vergüenza.
Ahora que lo pienso, la razón de mi fuga era obvia. No se puede llegar muy lejos cuando huyes de ti misma, por más que vayas a la estratosfera tu sombra te persigue constantemente, y de eso si no te puedes zafar. Pero como yo no lo sabía, huía. Y la sensación era terrible, algo así como caminar en puntillas por un rascacielos. "Tranquila Cristina, a uno no se le vuela la teja de un día para otro. Tómate un tic-tac y respira", me había dicho ella, pero mi único placebo era el contacto humano. Entonces me veía obligada a pegarme como chinche a cualquiera  que me sirva de timón, mientras más superficial, mejor. Necesitaba saber que hay  gente,  comercio, moda. Todo lo que tenga que ver con la más cutre realidad.
Por eso soporté a una uruguaya con síndrome de Diva que hizo que le cargue las maletas , que le compre el café, que le amarre los zapatos. Yo accedí a ser su esclava porque así me sentía real, patética pero real. Lo primero que me dijo es “odio este país, estuve dos días y ya me quiero largar”. Ella quería volver y yo viajaba para querer volver; al final, uno siempre viaja para querer regresar, ¡pero no desde que pisa el aeropuerto!.
 Pero ahí estaba yo, pelando cable mientras el avión despegaba, deseando abrazar a mi madre y meterme bajo las cobijas donde el azar no pueda encontrarme; pero cuando más necesitaba la tierra estaba flotando en las nubes, y tenía una adolescente crazy hablando de lo detestable que era mi país. Yo la odiaba, obviamente no por detestar a mi patria, la odiaba por su frescura y su ignorancia, por su increíble capacidad de ser light. La odiaba y sin embargo  su voz de pito era un tranquilizante,  mi único cable a tierra.
 Al amanecer  la chica al fin se calló . Entonces la dejé dormir y sin que se diera cuenta, le cambié de puesto. Abrí despacio las cortinas y me acerqué a la ventana. En medio de la nada,  las nubes se disolvían sobre el desierto rojo.



No Tan Buenos Aires
“También lo hago por mi bien y por mi afición suicida preferida”
-Andrés Calamaro

Respiro con dificultada bocanadas de aire áspero, hostil. La gente me atropella en la calle como hormigas histéricas. Nadie me reconoce. Amanece a las 7 de la mañana y el viento me bota al piso. Definitivamente el destino sopla en contra, y con fuerza…

How does it feel?
To be without a home?
Like a complete  unknown
like a rolling stone?


El barrio chino, un enemigo de la muerte

 A parte de problemas existenciales y filosóficos existe el barrio chino, los papeles de colores  son una esperanza para las divagaciones mentales que mi cerebro es capaz de hacer. Un respiro. Es como oír la radio en el insomnio, escuchar una tos en el cuarto de la lado, oír la conversación de los adultos en la sala cuando eres niña. Una esperanza, la certeza de que hay más gente en el mundo. Imposible enloquecer  cuando los chinos aún producen binchas de colores, fosforeras con luces, linternas fosforescentes…


Cartas

Mi día empezó con media docena de facturas (unas pequeñas pastas, te encantarían , te comerías 100 una de esas noches en mi casa) Más tarde un paseo por Recoleta . Después una vuelta por La Boca comprando pinturas...y en la noche a fumar y pintar
. ¿Te das cuenta? es así como me he gastado 400 dólares en menos de un mes (me da la sensación de que los pesos son billetes de monopolio)
Por eso ahora estoy chira, además de desalmada! . Basta. Se acabaron los tenedores libres y las compras en el barrio chino.
Ahora estoy en un locutorio , la luz es amarilla, las computadoras del año de la pera y no hay mucho ambiente....
 Por lo que veo tú ya estas bien, me alegro mucho (¡qué suerte! )
 Yo ya no soy la misma, ahora todo el tiempo me amenaza una sombra. Extraño todo eso de lo que huí: la zona, las resacas, pero sobre todo a mí misma. Espero dejar de ser Elizabeth Wolgler
Un abrazo y mucha suerte en tu rodaje


 Hoy no hubo facturas. El tour por hospitales fue más largo que el de bares y restaurantes. Cuando llegué a la casa aún quedaban galletas de avena. Me comí dos mientras leía tu carta. Así que llueve a cántaros, y piensas en mí cuando tienes hambre, y quisieras que... Pero no estás tan lejos, no estamos tan lejos. Acá también llueve, y tu sombra también me visita.
Entonces cuando vas por la Colón hasta llegar a la Plaza Artigas y la lluvia se te mete por los converses desgastados, no es una sensación, soy yo. (You´re invisible now, you got no secrets to conceal...)
Mi cuerpo camina como un autómata por la estación del tren, come en los Tenedores Libres, sube y bajaba del subte, deja pesos a los pordioseros en las aceras, compra facturas en Belgrano. Pero ese es mi cuerpo, mi cuerpo sin mí que agoniza en silencio en Buenos Aires mientras yo sigo en Quito, caminando al lado tuyo por la zona como alma en pena, repitiendo todo lo quise dejar y ahora añoro. 
Pero se viene el destrabe. Pronto nos veremos , ya no en plan de autómatas sino paseando otra vez por las calles del Quito punk, quejándonos del frío mientras sentimos nuestros pasos. Y no como una sensación, sino en cuerpo y alma.

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