Fuimos peces y después fuimos dinosaurios. Fuimos monos, hombres, Planetas. Sangre, sexo, cielo. Libros que no leímo...

miércoles, 1 de julio de 2015

ETNOGRAFÍAS MASCULINAS





Dicen que estamos locas, que somos brujas, difíciles, jodidas, quiteñas, dramáticas, intensas, lunáticas, densas. Dicen que la mujer es un ser sensible e intuitivo que tiende a la sinrazón y los días de luna le afectan. El hombre, por el contrario, es muy cerebral, sensato y mesurado.
Escuchen esto.

Me gustaba Sergio porque tenía “algo” que lo hacía “especial”. Salimos par veces. Yo estaba contenta, sin embargo, con el paso de los días, su comportamiento atravesó esa delgada y a veces del todo invisible línea que separa lo excéntrico de lo freak. Por ejemplo, le dio por posar como una escultura griega. “Mira, este soy yo, es mi cuerpo” decía mientras giraba sobre su propio eje, para después adoptar la posición de El David, de Miguel Ángel: cabe recalcar que el hombre estaba más flaco que un sorbete. Después, empezó a llamarme “Mi odalisca”. Según el diccionario, odalisca es:

1.f. Esclava al servicio del harén.
2. Mujer que forma parte de un harén.
3. Mujer sensual.

No, Sergio no era “especial”, simplemente estaba loco como una cabra. Todo terminó antes de empezar, fue ahí cuando me llegó un mensaje que decía: Te quejas de soledad, pero rechazas mi compañía. Estúpida.





Facundo era poeta. Todo era perfecto, hasta que llegó su día de paga. Fue ahí cuando sonó el teléfono.
-¿Quién es él, ah?-Dijo su voz taciturna.
¿Quién es quién?-respondí, temerosa.
- ¿Cómo quién? ¡El man con el que me estás engañando!- respondió .
Eran las dos de la mañana cuando sonó el timbre de mi casa. En el umbral de la puerta lo desconocí por completo. Su mirada delirante y alcoholizada imaginaba amantes de toda raza, género, edad, estado mental… A partir de esa noche, su otro lado salió a la luz, y me celó con homosexuales, ancianos, niños, señoras. No entiendo cómo estaba conmigo, si según sus cálculos mentales yo debía ser más que una enferma.
Tomé un trago para apaciguar mis nervios.
-Tú n pedes tmar, mira cóm t pnes- alcanzó a decir.
-Pero…
Facundo aventó los adornos al piso. Dio tumbos por la alfombra. Rió y lloró al mismo tiempo. Luego dijo:
-¡Estás loca!
Tenía razón.





Decir que Julio era intenso es poco. Cuando quería buscarme sonaban el timbre, el celular, el chat del Facebook, el whatsapp y el teléfono de la casa. Todo a la vez. Yo, escondida en el clóset, rezaba para que no me encontrara, no con un amante fuerte, como él imaginaba, sino y sola desesperada por tener al menos cinco minutos en paz con mi persona. No, no lo dejé, le quería. Fue él quién, después de acecharme como un asesino en serie, un buen día me dijo que ya no quería estar conmigo… ¿Por qué? Había tenido una visión. ¡Una visión! Loco con síndrome de Virgen María. Lo que me faltaba…

Espero que esto sea bastante para romper con el cliché mujer=loca. La sinrazón no distingue género. Si se preguntan por qué caí, la respuesta es que fui presa de otro cliché: normal= aburrido… y bueno me gusta escribir. Cabe recalcar que los tres eran sinceros. No tenían malas intenciones, solo que su cabeza funcionaba diferente, creían firmemente en sus principios, así como Hitler, Nixon, Abdalá, quien dijo a cierto presidente: “Yo estaré loco, pero tú eres como la ·%%&&”

(DINERS)



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