La luz de los focos ahorradores es realmente deprimente (sobretodo en domingo).
Los fantasmas del chuchaqui conspiran. No hay a dónde escapar y tampoco hay internet. Auch. Quito se vuelve una pesadilla lenta.

PD: Yo trato de dejarme y amarme y despedirme y darme la bienvenida. Trato de ser otra pero es imposible (mi sombra me persigue)
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