Fuimos peces y después fuimos dinosaurios. Fuimos monos, hombres, Planetas. Sangre, sexo, cielo. Libros que no leímo...

sábado, 28 de mayo de 2011

Terapia Zen

Me dice que cierre los ojos y ubique “esa molestia” en alguna parte del cuerpo. “¿Dónde está?”, “¿Cómo es?”, me pregunta. Yo respiro. Veo luces. Creo que es café y se parece a un turrón, a un riñón enredado, podrido. Pero no pienso decirle porque me parece muy descabellado. Me parece vulgar. “¿Dónde está?”, insiste. “entre las costillas”, le digo, pero en realidad está en la cara.
“Ahora respira, sácala exhalando”. (Si claro, como si un buen día uno pudiera vomitar la piedra de la locura)
Pienso en las cuentas. En el tráfico. En un botón que se le salió a una blusa de mi tía.
“Siéntete como una flor”, me dice. Pero en mi banco de imágenes no hay rosas ni margaritas. Hago un esfuerzo sobrehumano y diviso un cactus marchito.
“una flor”, dice…
“abre tus alas, eres un pájaro”. Pero mi dulce baúl de recuerdos no encuentra picaflores, con las justas se aproxima a ver un buitre negro que se posa en el desierto. También veo un cuervo hurgando en la basura, y claro, todos esos pájaros muertos que cayeron del cielo el primer día del año.
“siéntete como un pájaro”, con las justas me siento como una rata
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